Cooperación

06.06.2025

Cuando nos convertimos en padres, a menudo caemos en la trampa de un intercambio tácito de responsabilidades. Es común escuchar frases como "si yo hago esto, tú haces aquello", tratando de establecer un equilibrio en la crianza. Sin embargo, este enfoque puede llevar a una motivación basada únicamente en el mínimo esfuerzo necesario para cumplir con la parte del acuerdo. Así, nos vemos más centrados en monitorear las acciones del otro que en cumplir con el verdadero propósito de ser padres. 

Este fenómeno puede convertirse en una barrera para la cooperación auténtica. Ambos padres terminan enfocados en lo que la otra persona debe hacer, comparándolo constantemente con sus propios esfuerzos. En lugar de actuar desde un sentido de deber auténtico, nuestras acciones se vuelven reacciones calculadas, erosionando lentamente la profundidad y calidad del cuidado y la atención que brindamos a nuestros hijos. 

Reflexionemos: ¿qué ocurriría si en vez de medirnos mutuamente, cada uno de nosotros se comprometiera a dar lo mejor de sí mismo, independientemente de lo que el otro haga o deje de hacer? Fomentar una mentalidad de cooperación y responsabilidad compartida desde el amor y el compromiso podría revolucionar nuestra experiencia como padres, beneficiando no solo a nuestra pareja, sino sobre todo, a nuestros hijos. Al centrarnos en el deber ser, creamos un ambiente donde el amor y la comprensión guían nuestras acciones, cultivando un modelo de apoyo mutuo y crecimiento familiar genuino.